jueves, 20 de junio de 2019
Epitafio para el Wiki (16/12/2008 - 19/06/2019)
domingo, 30 de abril de 2017
Nació mi sexto nietecito: Silvio.
viernes, 14 de junio de 2013
domingo, 8 de julio de 2012
Ese punto azul pálido……
Ese punto azul pálido es la Tierra, nuestro planeta. La fotografía fue tomada en 1990 por la sonda espacial Voyager 1 desde una distancia de 6 000 millones de kilómetros. También es el título de un libro de Carl Sagan, astrónomo y cosmógrafo fallecido en 1996, que se inspiró en esta fotografía.
El comentario de Sagan sobre ese planeta distante en la foto, cercano, muy cercano para nosotros, fue:
“Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo ... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad -en toda esta vastedad-, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos sólo de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.”
lunes, 10 de enero de 2011
Otra vez la Ciudad Luz.
lunes, 27 de julio de 2009
¿Qué puerto es éste?
Meses de verano en Europa. ¿Será esto Biarritz?, ¿Niza? ¿Algún puerto de España?
Para nada. Es París. Como todos los años del 20 de julio al 20 de agosto, la playa se instala en el Sena….
Claude Belair, mi consuegro, nos envía desde allá esta fotografía que lo resume todo.
sábado, 18 de julio de 2009
La caída de un miliciano ¿escenificación?
La veracidad de la famosa foto de Robert Capa, puesta en tela de juicio….
La exposición que se abre la próxima semana en el Museo Nacional de Arte de Cataluña sobre Capa reabre la polémica de «El soldado caído». Un estudio de las fotos alienta las sospechas sobre la mítica imagen.
J. R. Puyol /J. Ors - Madrid
El cinco de septiembre de 1936, un joven Robert Capa de 22 años captó una imagen que la historia convertiría en el símbolo de la Guerra Civil española. Su nombre: «El soldado caído». Una instantánea tomada, en principio, en Cerro Muriano, Córdoba, con una Leica (como demuestra el formato rectangular del negativo; si hubiera sido cuadrado, entonces habría pertenecido a la otra cámara del fotógrafo: la Rolleiflex).
Durante décadas, la postura de aquel soldado, con camisa clara, brazo extendido y retratado, hipotéticamente, en el mismo instante en que una bala lo alcanzaba, representó la barbarie del fascismo. Desde ese momento, la fuerza de la foto ha crecido en el imaginario colectivo hasta alcanzar la categoría de mito. Esta semana, el Museo Nacional de Arte de Cataluña inaugurará «¡Esto es la guerra! Robert Capa en acción», una retrospectiva dedicada al autor y donde también está presente su compañera, Gerda Taro. Una muestra que se podrá visitar desde el 7 de julio hasta el 27 de septiembre y que realza la personalidad y la influencia de uno de los grandes fotoperiodistas de la historia en un momento en que también ha aparecido la llamada «maleta mexicana», un conjunto de negativos que contienen trabajos de Capa, Taro y Seymour.
En 1975, Phillip Knightley publicó «The first Casualty: Crimea to Vietnam». El libro contenía el testimonio de un anciano periodista británico, O.D. Gallagher, que aseguraba que Capa le había reconocido que la secuencia del miliciano de 1936 había sido una escenificación. Sus palabras fueron: «...un oficial republicano les dijo que iba a ordenar a varios soldados que fueran con Capa a unas trincheras cercanas y que podían escenificar unas maniobras para que las fotografiasen». Richard Whelan, biógrafo oficial del reportero húngaro, rebatiría estas palabras. La declaración, sin embargo, cuestionaba por primera vez la veracidad de una de las imagénes más emblemáticas de su autor y avivaba las sospechas. Desde entonces su autenticidad es un enigma.
Severas dudas
Al margen del día en que se obtuvo la fotografía, el lugar del acontecimiento y la persona que aparece en ella, un análisis «forense» de la imagen deja en el observador severas dudas. El estudio de algunos aspectos determinados de la foto alientan la teoría de la escenificación. La publicación, el 23 de septiembre de 1936, en la revista «Vu», en la página 1.106, reproduce por primera vez «El soldado caído» junto a otro fotograma perteneciente al mismo reportaje en el que se contempla a otro combatiente abatido. ¿Cuántas veces se puede captar, en el mismo sitio, a la misma hora y con el mismo encuadr, a dos soldados derribados por disparos? Para la mayoría de los profesionales de la fotografía, una o ninguna.
Resulta difícil obtener dos instantáneas similares sin estar preparado. Hay que subrayar otro aspecto: ambas imágenes, de un parecido innegable y un entorno prácticamente igual, jamás volvieron a publicarse juntas. Capa, en su libro «Death in the Making» (dedicado a Gerda Taro) no incluyó en su interior ninguna de las dos (ni otras de la serie de Cerro Muriano). Sólo la sobrecubierta reproducía el conocido miliciano, y resulta sorprendente.
El momento justo
Capturar el instante exacto de la muerte de un hombre es un caso casi excepcional. El propio Capa fue incapaz de reproducir ese momento cuando tomó la instantánea de un soldado norteamericano que caía muerto delante de él por el disparo de un francotirador el 18 de abril de 1945 en Leipzig, Alemania). Al cotejar las dos instantáneas de «Vu» se puede identificar una disposición especial de los rastrojos del campo que son esclarecedores. Un tallo vertical y otros dos horizontales en el suelo forman un eje cartesiano. Si sobre esa referencia se colocan ambas imágenes superpuestas se observa que ambos combatientes cayeron exactamente en el mismo sitio, como prueban la coincidencia de ese eje y el paisaje que hay detrás: son idénticos. Otra referencia es el abultamiento de un terrón en el suelo, justo en el lado inferior derecho, que ayuda a enmarcar a los dos soldados. Las fotos mantienen el mismo encuadre, están tiradas a la misma hora y desde el mismo lugar (¿Y qué reportero quedaría expuesto a un fuego cruzado de los dos lados?).
A estas evidencias se suma el material publicado por la revista «Regards» en el número del 24 de septiembre de 1936 (justo un día después de «Vu»). Ahí aparecen más fotos de la serie de Cerro Muriano (como se puede ver en la imagen superior de esta página). También hay dos milicianos en el suelo como si estuvieran muertos. Algunos expertos han señalado que, por la disposición de esos cuerpos, no parece que estuvieran muertos. La «maleta mexicana», además, ha aportado el cuerpo de otro republicano tumbado en la tierra muy parecido, por las referencias de su uniforme, al que se ve en «Vu», debajo de «El soldado caído». ¿Todos están muertos? Y si no lo estaban, ¿qué hacían todos ellos tumbados?
El único soldado que cayó el 5 de septiembre de 1936 en Cerro Muriano fue Federico Borrell García, que, curiosamente, no es ninguno de los que aparece en esas secuencias. Si se compara su retrato con el rostro de «El soldado caído» (como demuestra magistralmente el documental «La sombra del iceberg», de Hugo Doménech y Raúl Montesinos), se aprecia que apenas comparten parecidos. Mientras Borrell es un hombre joven, el miliciano abatido que aparece en la célebre fotografía es un hombre que ya ha entrado en edad adulta.
Robert Capa, joven y de izquierdas, ya había fotografiado con anterioridad unas maniobras en Santa Eulalia (que él mismo terminó admitiendo). Un reportaje, como se ve en algunas fotografías del libro «Death in the Making», en el que un conjunto de hombres descendía por una colina (de una manera muy parecida a la de Cerro Muriano) para cargar hacia unas supuestas posiciones enemigas. Algunas de sus características se distinguen en la serie de Córdoba.
Un hombre sin identidad
¿Quién es «El soldado caído»? Una investigación arrojó la teoría de un nombre: Federico Borrell García, conocido como «Taino», el único combatiente republicano que, según la documentación histórica, cayó en Cerro Muriano. La aparición, en el diario anarquista «Ruta Confederal» (en la imagen de la izquierda), en el que un compañero, como homenaje a su amigo, describía su muerte en una necrológica elogiosa, tachaba esa posibilidad. De hecho, «Taino» cayó, a las cuatro de la tarde, al ser alcanzado por los disparos del enemigo cuando permanecía oculto detrás de un árbol. En las fotografías de Robert Capa es evidente que no aparece ningún árbol. El documental «La sombra del iceberg» comenta este aspecto y, también, incluye otra prueba. En la camisa de «El soldado caído» no hay rastros de sangre y un forense afirmaba que esa no es la postura lógica de caer después de recibir el impacto de una bala.
El secreto de la maleta mexicana
La aparición en México de una maleta con 126 carretes fotográficos (cerca de 4.300 imágenes) de la Guerra Civil española datados entre mayo de 1936 y marzo de 1939 y pertenecientes a Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour, conocido como «Chim», abría la posibilidad para limpiar de sospechas la fotografía del republicano abatido de Robert Capa. Sin embargo, aportaba una instantánea nueva: una imagen vertical con un miliciano tumbado en el terreno con el rifle sobre el pecho y con la mano en el arma. Sumaba un combatiente más a la lista de soldados que ese día aparecen en el suelo. Y, por tanto, aumentan las interrogantes. ¿Cuántos hombres cayeron en esa jornada? La tesis oficial sostiene que durante unas maniobras un hombre recibió un disparo. Si resulta que sólo murió en esa fecha un soldado, ¿qué hacían los demás milicianos tumbados en la ladera de la famosa colina de Córdoba?
La maleta mexicana, cuyos documentos se presentan ahora en el MNAC, también contiene tres hojas de contactos de la serie que Robert Capa sacó en la batalla de Segre en 1938. Unas instantáneas que demuestran la genialidad del autor y por qué es una referencia incuestionable del fotoperiodismo del siglo XX. La exposición muestra este trabajo y repasa los reportajes que sacó durante la Segunda Guerra Mundial, como las conocidas instantáneas del desembarco de Normandía.
domingo, 7 de junio de 2009
Esa cosa que se llama Berlusconi

No veo qué otro nombre le podría dar. Una cosa peligrosamente parecida a un ser humano, una cosa que da fiestas, organiza orgías y manda en un país llamado Italia. Esta cosa, esta enfermedad, este virus amenaza con ser la causa de la muerte moral del país de Verdi si un vómito profundo no consigue arrancarlo de la conciencia de los italianos antes de que el veneno acabe corroyéndole las venas y destrozando el corazón de una de las más ricas culturas europeas. Los valores básicos de la convivencia humana son pisoteados todos los días por las patas viscosas de la cosa Berlusconi que, entre sus múltiples talentos, tiene una habilidad funambulesca para abusar de las palabras, pervirtiéndoles la intención y el sentido, como en el caso del Polo de la Libertad, que así se llama el partido con que asaltó el poder. Le llamé delincuente a esta cosa y no me arrepiento. Por razones de naturaleza semántica y social que otros podrán explicar mejor que yo, el término delincuente tiene en Italia una carga negativa mucho más fuerte que en cualquier otro idioma hablado en Europa. Para traducir de forma clara y contundente lo que pienso de la cosa Berlusconi utilizo el término en la acepción que la lengua de Dante le viene dando habitualmente, aunque sea más que dudoso que Dante lo haya usado alguna vez. Delincuencia, en mi portugués, significa, de acuerdo con los diccionarios y la práctica corriente de la comunicación, "acto de cometer delitos, desobedecer leyes o padrones morales". La definición asienta en la cosa Berlusconi sin una arruga, sin una tirantez, hasta el punto de parecerse más a una segunda piel que la ropa que se pone encima. Desde hace años la cosa Berlusconi viene cometiendo delitos de variable aunque siempre demostrada gravedad. Para colmo, no es que desobedezca leyes sino, peor todavía, las manda fabricar para salvaguarda de sus intereses públicos y privados, de político, empresario y acompañante de menores, y en cuanto a los patrones morales, ni merece la pena hablar, no hay quien no sepa en Italia y en el mundo que la cosa Berlusconi hace mucho tiempo que cayó en la más completa abyección. Este es el primer ministro italiano, esta es la cosa que el pueblo italiano dos veces ha elegido para que le sirva de modelo, este es el camino de la ruina al que, por arrastramiento, están siendo llevados los valores de libertad y dignidad que impregnaron la música de Verdi y la acción política de Garibaldi, esos que hicieron de la Italia del siglo XIX, durante la lucha por la unificación, una guía espiritual de Europa y de los europeos. Es esto lo que la cosa Berlusconi quiere lanzar al cubo de la basura de la Historia. ¿Lo acabarán permitiendo los italianos?
J Saramago.
lunes, 6 de abril de 2009
lunes, 23 de marzo de 2009
Exploración primaria....

Foto por Two Apes
domingo, 2 de noviembre de 2008
El día de muertos....
sábado, 10 de mayo de 2008
martes, 1 de abril de 2008
Chelem. Obra fotográfica de obra pictórica.
sábado, 9 de febrero de 2008
El agotamiento de un hombre, el agotamiento de una nación
Es la imagen, diría el presidente del jurado que otorgó el premio al fotógrafo inglés, del agotamiento de un hombre y del agotamiento de una nación. Sea.
domingo, 23 de diciembre de 2007
martes, 20 de noviembre de 2007
Más sobre Tabasco ¡Sí, catástrofe! Las imágenes de Villahermosa pueden más que cualquier texto.
lunes, 5 de noviembre de 2007
Gran cabeza Olmeca preparándose para una indeseada inmersión.

Cabeza colosal Olmeca en el Museo de la Venta, en Villahermosa, Tabasco, México, en condiciones normales. Foto de Claude Belair.
domingo, 4 de noviembre de 2007
Catástrofe en Tabasco. ¿Quién nos rescata de nosotros mismos?
Fotos de El País.
viernes, 2 de noviembre de 2007
Celebración día de muertos en Guatemala
Foto de National Geographic.
Noche de muertos en la Zona Rosa, México D.F.
http://carraol.blogspot.com
el 28 de octubre con el nombre de La Muerte Chiquita por la calavera de azúcar (de Chelsie Kenyon) . Dar doble click en la imagen para visualizarla mejor.