viernes, 22 de julio de 2011

Va pa' tras!

Va pa'tras
Por Denise Dresser
Grupo Reforma
Ciudad de México, México
Basta con ver la cara de los priistas en cualquier acto público. Basta con advertir las sonrisas
compartidas, los rostros complacidos, los abrazos entusiastas. Están felices y se les nota; están rebosantes y no lo pueden ni lo quieren ocultar. Saben que vienen de vuelta, saben que están de regreso, saben que encuesta tras encuesta los coloca en el primer lugar de las preferencias en las elecciones estatales y cada vez más cerca de recuperar el control del gobierno federal.
El PRI resurge, el PRI revive, el PRI resucita. Beneficiario del panismo incompetente y del perredismo auto-destructivo, el Revolucionario Institucional está a un paso de alcanzar el picaporte de Los Pinos tan sólo dos sexenios después de haber sido expulsado de allí.
Para muchos mexicanos esta posibilidad no es motivo de insomnio ni de preocupación. Hablan del retorno del PRI como si fuera un síntoma más de la normalidad democrática. Un indicio más de la alternancia aplaudible.
Un indicador positivo de la modernización que México ha alcanzado y que ya sería imposible revertir. "El país ya no es el mismo que el de 1988", advierten quienes no se sienten alarmados por la resurrección priista. "El PRI no podría gobernar de manera autoritaria como lo hizo alguna vez", sugieren quienes celebran los logros de la consolidación democrática. "Los priistas se verían obligados a instrumentar las reformas que hasta ahora han rechazado", auguran los oráculos del optimismo. Y ojalá tuvieran razón las voces de aquellos a quienes no les quita el sueño la posibilidad de Enrique Peña Nieto en Los Pinos, Manlio Fabio Beltrones en la Secretaría de Gobernación, Beatriz Paredes en cualquier puesto del gabinete, y Emilio Gamboa en la presidencia del PRI.
Ojalá fuera cierto que una nueva era de presidencias priistas sería señal de alternancia saludable y no de regresión lamentable. Ojalá fuera verdad que tanto el país como el PRI han cambiado lo suficiente como para prevenir el resurgimiento de las peores prácticas del pasado. Pero cualquier análisis del priismo actual contradice ese pronóstico, basado más en lo que sus proponentes quisieran ver que en la realidad circundante. Como lo escribe el columnista Tom Friedman en The New York Times, en México hoy coexisten tres grupos:
"Los Narcos, los No's y los NAFTA's": los capos, los beneficiarios del statu quo y los grupos sociales que anhelan el progreso y la modernización. Y hoy el PRI es, por definición, "El Partido del No". El que se opone a las reformas necesarias por los intereses rentistas que protege; el que rechaza las candidaturas ciudadanas por la rotación de élites que defiende; el que rehúye la modernización sindical por los "derechos adquiridos" que consagró; el que no quiere tocar a los monopolios porque fue responsable de su construcción. El PRI y sus bases son los "No's" porque constituyen la principal oposición a cualquier cambio que entrañaría abrir, privatizar, sacudir, confrontar, airear o remodelar el sistema que los priistas concibieron y del cual viven.
A quien no crea que esto es así, le sugiero que lea los discursos atávicos de Beatriz Paredes, que examine la oposición pueril de Enrique Peña Nieto a la reelección, que reflexione sobre los intereses cuestionables de Manlio Fabio Beltrones, que estudie los negocios multimillonarios de Emilio Gamboa, nuevo dirigente de la CNOP y próximo presidente del partido. Allí está el PRI clientelar, el PRI corporativo, el PRI corrupto, el PRI que realmente no cree en la participación ciudadana o en los contrapesos o en la rendición de cuentas o en la apertura de la vida sindical al escrutinio público. Si la biografía es micro-historia, entonces se vuelve indispensable desmenuzar la de Emilio Gamboa ya que su selección reciente para una de las posiciones más importantes del priismo revela mucho sobre el ideario, los principios y el modus operandi de la organización.
Emilio Gamboa, descrito en el libro coordinado por Jorge Zepeda Patterson, Los intocables, como el broker emblemático de la política mexicana; el intermediario entre el dinero y el poder político. Vinculado al Pemexgate, al quebranto patrimonial en Fonatur, al crimen organizado vía su relación con Marcela Bodenstedt y el Cártel del Golfo, a las redes de pederastia, al tráfico de influencias. De nuevo en la punta del poder dentro de su propio partido.
Ése es el PRI del 2010, y si no lo fuera, su dirigencia ya habría denunciado a Emilio Gamboa junto a tantos que se le parecen. Pero no es así. El PRI nuevo milenio y el que se apresta a gobernar a la República sigue siendo un club transexenal de corruptos acusados y corruptos exonerados; de cotos construidos sobre la intersección de la política y los negocios; de redes tejidas sobre el constante intercambio de favores y posiciones, negociadas a oscuras. En una conversación telefónica grabada y ampliamente diseminada -que a pesar de ello no ha hecho mella en su carrera política- Emilio Gamboa le dice a Kamel Nacif: "va p'a tras". Y ése es el mismo mensaje que el PRI envía sobre el país bajo su mando.
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Si te gustan y si estas de acuerdo con mis planteamientos, te agradecería que los reenviaras a tus amigos, parientes y contactos, en el entendido de que trato de hacer conciencia y ciudadanos críticos y participativos. México lo hacemos todos los días ¡todos!
¡Gracias!
'Va pa' tras'
Por Denise Dresser
Grupo Reforma

lunes, 4 de julio de 2011

La Mérida de la paz…. ¡¡¡Miente la autoridad!!!

David 4 de julio 2011

David Sosa Solís es un ciudadano honesto y responsable. Es arquitecto por la Universidad Autónoma de Yucatán, con una maestría en urbanismo por la Universidad Politécnica de Cataluña, España. Miembro activo del Colegio de Arquitectos de Yucatán. Casado, con un hijo de un año.

David cree en México y adora a Yucatán. Jamás ha pertenecido a partido político alguno. Vive de y para su profesión. Es un fanático del urbanismo y participa intensamente en cuanto foro se abre para la discusión de las soluciones urbanísticas de la ciudad que le vio nacer. Acaba de ganar un premio en un concurso internacional de su materia.

Este 4 de julio por poco le cambia la vida para siempre. A él y a su familia. En la mañana temprano debía salir hacia el estado de Puebla para atender asuntos relativos a su profesión. Camino al aeropuerto se enteró que por causas de fuerza mayor, la cita principal que tenía en la Angelópolis se había cancelado. Regresó a su casa a desempacar su maletín. Sin agenda de trabajo para el resto del día decidió visitar a su madre, vecina de la Prolongación de Paseo Montejo y afectada por tanto por las obras de construcción de un paso a desnivel anunciadas por el Ayuntamiento meridense.

Estando ahí, con su esposa, quisieron ambos pasar a ver y a sumar su firma al listado de opositores a la obra en cuestión. Se estaban inscribiendo muchos en un padrón de vecinos que no quieren que se construya la vía. Y para allá se fueron caminando los cuantos metros que los separaban de la “Glorieta de la Paz’’ como algunos la han denominado recientemente.

Ya en el lugar, conversaban con los participantes en la manifestación opositora (habría un centenar de ellos) cuando vieron llegar al lugar a un auténtico regimiento de golpeadores armados con tubos de aluminio, caminando con paso acelerado en formación militar, hacia el lugar donde estaban reunidos. Habían bajado todos juntos de un vehículo como los de la policía que había quedado atrás a la altura de un conocido lavadero de automóviles cercano al lugar.

Cuando David los vio presintió lo que vendría y le dijo a su esposa: “¡Vámonos, esto se va a poner caliente! ¡Adelántate tú, yo te sigo, voy a avisarle a fulanito que ya nos vamos!”

Después de eso, me relata su mujer, todo pasó muy rápido. Después de avisar a su amigo, ya de retirada, observó como una mujer estaba siendo violentada por los recién llegados montoneros. David no se contuvo. Protestó e intervino. Joven al fin, fuerte y valiente. En cuanto quiso separar a uno de los agresores de la señora que estaba siendo “jalada por los pelos” y pateada por los envalentonados porros, sintió un golpe en las piernas por atrás que lo dobló, cayendo al piso.

A partir de ahí ya no supo de lo duro, sino sólo de lo tupido. Llegó otro agresor por delante y le reventó un tubo en la cara que le hizo perder el sentido. No supo más hasta que volvió a oír gritos de: “¡Lo van matar, lo van a matar!”. Lo estaban tundiendo. En ese punto otros asistentes comenzaron a jalarlo hacia afuera, diciéndole ¡¡vete, vete!! Salió como pudo.

Un tío, médico, le dio los primeros auxilios. Lo condujeron a la clínica donde le dijeron que tendrían que intervenirlo. Él, ya revivido seguramente por su propia histamina y alentado por su juventud y su ingenuidad, dijo, primero levantaré un acta en el ministerio público. Y hacia allá partieron él y su esposa. Cinco horas después, al terminar de declarar, se fueron al hospital donde lo intervinieron.

En el momento de escribir esta nota David permanece en la clínica con el pronóstico aun reservado. Su esposa está con él y su hijo, Marcelo, no sabe lo que le ha ocurrido a su papá. No puede saber todavía, está muy chico. La Alcaldesa de Mérida acaba de declarar a la prensa local y nacional, demostrando su enorme capacidad para mentir: “¡no hubo heridos!. Es un simple pleito de priistas contra panistas. Los priistas a favor de una obra pública, los panistas en contra de la misma. ¡Mandamos a la fuerza pública para que aplacara los ánimos!”

Los medios de comunicación han empezado a repetir la mentira una y mil veces…. para volverla verdad.

Y yo, que soy de otra generación y que me curtí en el México del 68, no puedo dejar de pensar: Caray, caray….. mi México a la vieja usanza. Sí, a la vieja usanza.

Levanto mi voz solidariamente, con indignación y profundo sentimiento de impotencia, por David y las otras víctimas de esta infamia.

¡Miserables, malditos miserables!

RMM


6 de julio, 2011