Acudimos con beneplácito el día de ayer a un recinto extraordinario en el centro histórico de la Ciudad de México, el claustro de Sor Juana Inés de la Cruz, a un notable evento: la presentación del expediente preparado por el Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana (CCGM) y llevado a la atención de la UNESCO para que la cocina tradicional mexicana sea inscrita en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
De esta forma se pretende lograr que una de nuestras más valiosas tradiciones culturales, la cocina mexicana, sea colocada bajo tutela internacional y se evite así su degradación y la pérdida de sus cualidades, al tiempo que se promueven y se enaltecen las bondades de nuestro patrimonio culinario, protegiendo la soberanía alimentaria de México.
Se quiere también crear un movimiento social solidario para la salvaguardia de la cocina mexicana. El siguiente manifiesto preparado por el CCGM, expresa bien las intenciones muy atendibles de la organización civil que, muy a propósito de las conmemoraciones del segundo centenario de la independencia nacional, está abanderando esta causa justísima, que nosotros respaldamos porque con ello se defiende nuestra verdadera independencia nacional.
He aquí lo que se sostiene:
Comamos lo nuestro, que es lo mejor, lo más sabroso, lo más nutritivo, lo más sano y desde luego, lo más lleno de historia y de cultura. Conservemos nuestras costumbres culinarias que a lo largo del tiempo hicieron del territorio de mexicano cuna de grandes civilizaciones y de una inspirada cultura alimenticia.
De esta forma se pretende lograr que una de nuestras más valiosas tradiciones culturales, la cocina mexicana, sea colocada bajo tutela internacional y se evite así su degradación y la pérdida de sus cualidades, al tiempo que se promueven y se enaltecen las bondades de nuestro patrimonio culinario, protegiendo la soberanía alimentaria de México.
Se quiere también crear un movimiento social solidario para la salvaguardia de la cocina mexicana. El siguiente manifiesto preparado por el CCGM, expresa bien las intenciones muy atendibles de la organización civil que, muy a propósito de las conmemoraciones del segundo centenario de la independencia nacional, está abanderando esta causa justísima, que nosotros respaldamos porque con ello se defiende nuestra verdadera independencia nacional.
He aquí lo que se sostiene:
Comamos lo nuestro, que es lo mejor, lo más sabroso, lo más nutritivo, lo más sano y desde luego, lo más lleno de historia y de cultura. Conservemos nuestras costumbres culinarias que a lo largo del tiempo hicieron del territorio de mexicano cuna de grandes civilizaciones y de una inspirada cultura alimenticia.
En el año de conmemoración de los episodios fundacionales de la nación, se propone recuperar la banderas que nos permitan revalorar el pasado y potenciar nuestro impulso para lograr un mejor porvenir.
La cocina es, entre esas banderas, una de la mayor importancia, porque representa un legado inapreciable de nuestros antepasados, gestado en el suelo pródigo que durante milenios nos ha dado los más diversos y gustados frutos.
El maíz, el frijol, el chile y los otros productos de la milpa mexicana, así como el cacao, el tomate, el aguacate y muchos otros que México ha regalado al mundo, siguen ahí como insumos básicos de la cocina de nuestras regiones, comunidades y pueblos, que en ella se identifican y de ella extraen el orgullo de su origen. Nada como la mesa para infundir el sentido de pertenencia a una misma nación.
Pero ni los productos de la tierra, ni el modo ancestral y sabio de prepararlos para la comida, podrán ser una dádiva gratuita del cielo: hay que dar la batalla para obtenerlos y procesarlos, sí, pero también para seguir preservando las costumbres que a lo largo de la historia han caracterizado a los mexicanos.
Ahora constatamos que el deterioro ambiental, la globalización y sus aspectos negativos, las distorsiones del comercio internacional, tienden a pervertir las más sanas costumbres y a crear dependencias indeseables que arruinan paladar y salud. Se deja de comer sabroso, nutritivo y sano por saciar el apetito siguiendo sólo los dictados de la mercadotecnia de la chatarra y de la “comida rápida”, que cada vez más, produce obesos desnutridos en nuestra patria.
¡Defendamos con actitud militante a la cocina mexicana y a sus bondades!
Pero ni los productos de la tierra, ni el modo ancestral y sabio de prepararlos para la comida, podrán ser una dádiva gratuita del cielo: hay que dar la batalla para obtenerlos y procesarlos, sí, pero también para seguir preservando las costumbres que a lo largo de la historia han caracterizado a los mexicanos.
Ahora constatamos que el deterioro ambiental, la globalización y sus aspectos negativos, las distorsiones del comercio internacional, tienden a pervertir las más sanas costumbres y a crear dependencias indeseables que arruinan paladar y salud. Se deja de comer sabroso, nutritivo y sano por saciar el apetito siguiendo sólo los dictados de la mercadotecnia de la chatarra y de la “comida rápida”, que cada vez más, produce obesos desnutridos en nuestra patria.
¡Defendamos con actitud militante a la cocina mexicana y a sus bondades!
El Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana, presidido por la Dra. Gloria López Morales, es una organización de la sociedad civil, que funge como consultora de la UNESCO, y que tiene como objetivo la salvaguardia de las raíces, la identidad y la continuidad de la gastronomía mexicana, así como la promoción para que la cocina mexicana mantenga su lugar entre las grandes del mundo.
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