"Para el hombre que razona, los libros son más estimables que las riquezas." Ricardo de Bury
Ricardo de Bury quien fue canciller de Inglaterra y obispo de Durham en el siglo XIV escribió su Filobiblión, un “muy hermoso tratado sobre el amor a los libros” que se volvió un clásico que todos deberíamos leer.
En él recomienda el “amor inmenso a los libros” y cómo estos deben ser comprados siempre, con algunas excepciones. Son los libros, dice de Bury en su escrito del año 1344, "un almacén de sabiduría, que supera todas las riquezas, y perpetuadores de memoria ... por eso merecen honra y amor".
Hoy quiero rescatar del Filobiblión una anécdota que conviene ser recordada en estos tiempos y lugares de poca y mala lectura: hace referencia de Bury a un relato de la antigüedad en el que una anciana desconocida fue a ver al rey Tarquino, séptimo rey de los romanos, para ofrecerle en venta nueve volúmenes que según ella contenían los oráculos divinos. Como el precio que pidiera por sus libros fuera verdaderamente exorbitante, el rey le contesta con desprecio que desvariaba. La anciana, irritada por la respuesta real, arrojó en el acto tres volúmenes al fuego, preguntándole al soberano si quería comprar los restantes seis libros…. al mismo precio que había pedido por los nueve. El rey se exalta y dice: “¡Mujer debes estar loca para pedirme eso! La desconocida, más irritada todavía, toma otros tres volúmenes y los avienta a las llamas voraces. Hecho esto encara al rey y le reitera su oferta invariable… por los tres volúmenes restantes. El soberano, estupefacto, se apresura a pagar el precio que le pide la mujer, dándose por satisfecho de obtener tres libros por lo que le hubiera costado la obra completa. La vieja entonces desaparece y nunca más se le vuelve a ver.
Los libros de los que hablamos son los llamados “sibilinos” que fueron consultados en la antigüedad como si fueran el oráculo divino.
La hábil vendedora no quería sino enseñar al orgulloso monarca que los libros sagrados de la divina sabiduría exceden en valor toda ponderación humana. “Valen tanto cuanto tienes”.
¿Habrá, yo pregunto, alguna profetisa contemporánea que le repita la faena a nuestro próximo monarca?
Rodolfo Menéndez,
Mérida, Yucatán, México.