jueves, 29 de enero de 2009

¿Se muere el hiper-capitalismo?


Juan O'Gorman "Monumento Fúnebre del Capitalismo Industrial", 1943

Un mundo nuevo: Obama, operando desde el corazón del imperio, en uso del bisturí de mando recién tomado, logra sus primeras victorias ante su Congreso al aprobarse (277 contra 188) en la Cámara de Representantes, el plan de estímulo económico por 825,000 millones de U$, con que intenta rescatar la economía de los Estados Unidos, dando así una patada en el trasero a la quintaesencia del capitalismo. Al mismo tiempo, en el Foro Económico Mundial de Davos se reúne lo más granado del empresariado y la dirigencia mundial para discutir y aceptar tácita y expresamente la intervención del Estado en la economía de los países. Nunca antes, en la historia moderna se había reconocido, aun por los recalcitrantes, con tanta claridad la insuficiencia e incapacidad del capitalismo y del mercado para resolver sus contradicciones. Adam Smith, padre de esa escuela de pensamiento, debe estar incómodo, removiéndese en su tumba.

Mientras tanto, en otro extremo del mundo, en Belem, Brasil, reunidos como cada año desde hace varios, la contra del capitalismo mundial festeja en cierta manera la muerte del hiper-capitalismo y canta odas a su razón. ¡Lo dijimos, lo dijimos! parecen entonar los participantes en el Foro Social Mundial. "Definitiva intervención estatal", "mercado socialmente responsable", son las divisas de siempre que hoy parecen estar triunfando, o al menos emergiendo con fuerza incontestable.

He aquí el reportaje de Juan Arias para El País de lo que ocurre en el país sudamericano:


"De una forma u otra, los 120.000 activistas llegados de todo el mundo al Foro Social Mundial (FSM) que se celebra en la ciudad brasileña de Belém son de izquierdas. De todas las izquierdas: antiguas y modernas. Unas izquierdas sin horizontes en las que se dan cita viejos leninistas, nuevos ecologistas, anarquistas con banderas negras, curas progresistas e incluso asociaciones de prostitutas. Muchas izquierdas con una sola pregunta: ¿qué hacer con el capitalismo? Y una novedad: por primera vez, ninguna de esas izquierdas ha quemado banderas estadounidenses, como ocurría en ediciones anteriores a este encuentro, concebido como alternativa al Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). El que ahora se desarrolla en Belém, que en años previos parecía agonizar víctima de la euforia neoliberal de un mundo cada vez más rico, ha resucitado con fuerza gracias a la crisis financiera mundial, que ha cambiado el reparto de la baraja. Sin embargo, aunque la pregunta sobre el futuro del capitalismo es el denominador común de los debates y conferencias del foro, no existe consenso acerca de cómo o con qué sustituirlo. En las discusiones se perfilan dos tendencias: por un lado, la de quienes quieren sustituir el capitalimo por otro sistema económico, sin especificar cuál. Algunos, como el Movimiento de los Sin Tierra (MST), abogan por una vuelta al socialismo. ¿Pero qué socialismo? Eso ya es más difícil de definir, a pesar de que varios expertos, como el sociólogo español Ignácio Ramonet, pidió que el FSM emprenda batallas comunes con los Gobiernos de ruptura con el capitalismo, como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador. "Mercado socialmente responsable" La segunda tendencia, más moderada, es la defendida por uno de los creadores del foro, Oded Grajew, quien propone como alternativa al sistema que se ha roto lo que califica de "capitalismo socialmente responsable". En vez de mercado libre, pide un "mercado socialmente responsable, con una democracia más participativa". No rechaza la existencia de empresas privadas, pero siempre, puntualiza, "que sean controladas socialmente". Junto a la pregunta de qué hacer con el capitalismo, otro interrogante suena con fuerza en el foro de Belém: ¿dónde tenían los Gobiernos del mundo esos miles de millones de dólares que ahora se sacan de la manga para salvar el sistema financiero y de los que carecían cuando se trataba de invertir en educación o sanidad? Si desde su primera edición, en 2001, el foro social se presentó como contrapunto al de Davos, este año el antagonismo no puede ser más evidente y puntual. El Partido de los Trabajadores (PT), que gobierna en Brasil y al que el foro acusa de haber renunciado a sus raíces de izquierda, ha movilizado a 3.000 militantes para preparar un clima favorable a la llegada del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, que este año ha preferido asistir al encuentro de Belém en lugar de al de Davos. Según alguno de sus asesores, parece que el presidente arremeterá con fuerza contra el capitalismo y contra los que han originado la crisis financiera internacional. No ha sido aún confirmada la participación de Lula en el debate previsto entre los Sin Tierra y los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales, y Paraguay, Fernando Lugo. El MST, al parecer, no ha invitado a Lula, con quien mantiene numerosas diferencias."



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1 comentario:

  1. Desde Jalisco, digo

    Deseo que desaparezcan -gradualmente lo sospecho- las injusticias que trae aparejadas, no sólo el hiper.. sino también el sin hiper… capitalismo, pero también cualquiera otro sistema que en su base se construyan estructuras de producción, comercialización, consumo y distribución que de faul, a la hora de regularlas, favorezcan sólo a unos cuantos listos e inteligentes, en perjuicio de los más… es pues pura utopía…



    De pronto, -sin prueba alguna, ni siquiera diseño de otra- pienso que pasarán muchos años para que el ser humano en lo individual, pero viviendo en comunidad, decida, por convicción inteligente y decida, con voluntad firme, buscar y encontrar una organización política, económica y cultural basada en la promoción del bienestar espiritual y material de todos… sociedad en la que seamos independientes de las necesidades… claro utopía… pero bajo la declaratoria que, por incompetente, prefiero inscribirme en una utopía, pues no veo, en ninguna parte, un proyecto viable que pudiera sustituir al golpeado hiper… que quizá salga fortalecido y enjundioso después de este mazazo autoinfligido.



    Mientras tanto, lucha por la justicia y verdad (¿Cuál?), o más bien a la inversa, con la verdad encontrada hacer justicia en cada caso. Lucha sorda, solitaria, casi ineficaz, en casos concretos, sin trascendencia social inmediata, sin efecto mediático, ni pedagógico y con el estigma de ser un pendejo irredento

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