Diálogo airado. Provocación de Chávez. respuesta inusitada del Rey Juan Carlos de Borbón en la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile.
Imágenes tomadas de Le Monde.
Por Rodolfo Menéndez
¿Por qué no te callas?, dijo el Rey apuntando vehemente con la mano siniestra hacia Hugo Chávez, al caer redondo en la provocación de éste. ¿Problema de conjugación o de contención? Confusión real entre caer y callar. That is the question. Cayó él y calló al otro. No debió haber caído y debió haberse callado él.
No se puede asumir la defensa del Presidente venezolano, Hugo Chávez, quien en su desempeño en los foros internacionales se ha caracterizado por ser un provocador pugnaz, agresivo e insolente, independientemente de la naturaleza o de lo "justo" de las causas que dice defender, pero tampoco resulta encomiable que el Rey de España le espete, como lo hizo, el ¿por qué no te callas? que el día de ayer hizo noticia de primera plana en la prensa mundial.
No se puede aprobar que Chávez haya una vez más transgredido el límite de lo razonable al insistir en injuriar al ex-presidente del gobierno español, por más detestable que resulte este personaje, pero el señor Don Rey no puede, tampoco, arrogarse la facultad de callar, y menos como lo hizo, a otro Jefe de Gobierno aún cuando éste sea un majadero e impertinente. Mal por los dos.
Y lo peor del caso es que con esta salida inadecuada el Rey de España se descalifica a sí mismo como figura de conciliación, como posible líder armonizador de las tantas contradicciones que padecemos los países latinoamericanos, en nuestro propio seno y en relación a otras naciones poderosas del mundo. Me viene a la mente la posibilidad recientemente comentada de que Don Juan Carlos fuera el interlocutor idóneo para enderezar el caso cubano en las distintas esferas internacionales donde es necesario resolver la crisis de la marginación de Cuba, para beneficio de la propia isla y de los más valiosos intereses de nuestra América. La intervención de hoy hace claramente más remota esta posibilidad que se antojaba atractiva para intentar salidas de aquel impasse que a todos nos duele no tanto por su duración sino por sus consecuencias.
Existe un clamor de un gran sector de la población española y de poderosas fuerzas políticas ibéricas por defenestrar del primer plano de la política interna y externa al Rey de su país quien ha sido una figura particularmente constructiva y útil en estos últimos treinta años. Este clamor no hace más que robustecerse con este episodio que a nadie ha beneficiado y que además degrada las relaciones diplomáticas entre países que deberían estar luchando por una mayor vinculación política y por la integración de sus múltiples intereses comunes frente a los perversos propósitos unipolares del imperio. Los estadounidenses, en efecto, deben estar muertos de risa ante lo acontecido.
Deploremos el hecho.
Dice el editorial del periódico que reviso. que anda nervioso Don Juan, "El Principe Bobo", le decían en ¿su tierra?, cuando fuimos al mundial. Finalmente fue el dictador,ya ni me acuerdo de que forma, ¿testamentaria?, por quién llegó.
ResponderBorrarPendeja dijo hace unos meses, que Don Porfis era lo mejor que le había pasado a éste pais, dime 3 buenas acciones, díjele, "Bellas Artes", "2 mas", Bellas Artes, andaba medio peda, o peda y media. Tinajero, 2 mas, Tinajero, ¿como que mediador con el compañero". ¿Acaso dijo algo, con Aznar repudiando?. ¿O sea que en foros no se puede decir que El Feo y el de la SG., asesinaron gente?.
Finalmente el índice habla.
El abuelo Juan Carlos se quedó corto; con un tipejo ((aunque la mona(o) se vista de seda, mona(o) se queda)) como el majadero, inculto, barbaján, pelafustán, cretino, imbécil, por no decir más de Chávez si no se callaba le hubiera caido a madrazos (no el del PRI); por eso no quise ir a Chile a la Cumbre.
ResponderBorrarEl que se llevó la tarde fué Rodríguez Zapatero, aunque tampoco es santo de mi devoción.
Un abrazo; el vecino
Estimado Rodolfo,
ResponderBorrarTe felicito por este escrito: muy oportuno.
La principal contribución que se espera de los políticos en los foros internacionales es el entendimiento, la conciliación y, evitar los conflitos.